En noviembre de 2013 realicé un taller en Valencia sobre Comunicación con el mundo vegetal. Durante una de las prácticas en solitario teníamos que adentrarnos en el bosque y conectar con un árbol.
Elegí mi árbol y comencé a centrarme en la comunicación… en ese momento percibo una presencia que se acerca desde detrás de mí, me rodea y se coloca delante, apoyado en el árbol observándome.
Percibía perfectamente su pequeño tamaño, sus ropas, su carita mirándome, creo que era un niño elemental. Lo sentía tan real que estaba segura de que al abrir los ojos lo vería, pero no fue así. Abrí los ojos y no había absolutamente nada, sólo el tronco del árbol. Cerraba los ojos y volvía a sentirlo con total claridad.
Tras varias pruebas de abrir y cerrar los ojos, decidí continuar con el ejercicio ya que el tiempo del que disponíamos para la práctica llegaba a su fin.
Una vez quité mi atención de él dejé de sentirlo.
Aquella experiencia marcó un antes y un después en mi vida, ¡fue una experiencia tan real!
Y no fui la única, otra compañera también sintió hadas y similares.
A partir de ese día experiencias parecidas se me fueron repitiendo con otros tipos de seres elementales. Creo que se abrió alguna puerta en mí o tal vez simplemente llegó el momento de comenzar un nuevo camino en mi vida.
Al mes siguiente se repitió una situación parecida. Estaba practicando la comunicación con una planta de muérdago en un campo conocido cuando sentí que se acercaba una presencia. Al prestarle atención percibí que era un elemental diferente al de la primera vez, más grande de tamaño y con otra forma, como de otra especie y de género femenino.
Se mantenía a una distancia prudencial, a unos 2m y me observaba con atención.
Algo curioso que me pasó esta vez es que extendí la mano para ver si la podía tocar. Al hacer eso sentí un fuerte pinchazo y retiré la mano. Al acabar y abrir los ojos y volver a extender el brazo para comprobar con qué me había pinchado no me pinché con nada, las plantas que había a mi alrededor no tenían espinas ni hojas punzantes. Pasé la mano varias veces por todas y nada, con ninguna sentí ese pinchazo. Supongo que fue la forma de decirme esa elemental que no me tomara demasiadas confianzas.
Tuve otros encuentros parecidos en los meses siguientes con otros seres elementales. Y siempre se repetía la misma dinámica: yo comunicaba con una planta y ellos aparecían, manteniéndose siempre a cierta distancia de mí y simplemente observándome.
Supongo que debía ganarme su confianza, por ello sólo me observaban. A los 5 meses de estos encuentros casuales empecé a recibir el privilegio de comunicar con ellos. Aunque al principio eran comunicaciones muy cortas y básicas. Pero eso lo dejo para un futuro video.
Si te ha gustado este artículo contándote mis comienzos con el mundo elemental déjame un comentario y continuaré subiendo información sobre este tema tan interesante y necesario hoy día.
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